INTRODUCCIÓN
El inicio del siglo XXI
muestra un mundo en continua transformación e incertidumbre de tipo económica,
social y política donde lo que hoy es seguro, mañana puede ser una indecisión, escenario
que afecta al ciudadano que se ubica en cualquier parte de la pirámide social.
Una alternativa para paliar este problema es la educación, pero esta tampoco termina
de brindar seguridad. Ñopo (2019) en un análisis estadístico sobre las
diferencias de ingresos económicos entre estudiantes peruanos con educación
superior y secundaria nos muestra que esta se ha ido acortando, desde los S/1
800 en el 2007 hasta alcanzar S/1 267 el
año 2018, es decir ni los estudios aseguran una estabilidad económica. Pero, si
mejor educación promete mejores ingresos, ¿por qué en el Perú esta profecía no
se cumple? Según el mismo autor, una razón es la calidad de los egresados
universitarios. Entonces, ¿bajo qué condiciones se está gestionando el conocimiento en el sistema educativo haciendo
que se pague casi igual, independiente de tu formación profesional?
La descripción anterior es
el inicio de la radiografía de los procesos diarios realizados dentro de una
organización, en las que se tienen experiencias con el manejo de la información
que puede ser utilizado por la misma organización en algún otro proceso
relacionado, pero en la mayoría de las ocasiones, no se documenta ni se
almacena en algún lugar de la organización, quedando solamente en la memoria de
las personas que lo experimentaron, para después quedar normalmente en el
olvido si este no se utiliza.
Ocurre también que en
muchas organizaciones están inmersas en profundos y constantes cambios
provocados fundamentalmente por el proceso de globalización, la fuerte
competencia ocasionada por la aparición de nuevos competidores, la disminución
del ciclo de vida de los productos y servicios. Este espacio es donde se
encuentra el Perú, es un escenario que se mueve permanentemente en la
incertidumbre buscando certezas en el conocimiento y preguntamos si tenemos
posibilidades de solución.
A través de este ensayo se
pretende hacer un análisis crítico de la situación en la que se encuentra el
Perú en relación a la gestión del conocimiento, iniciando con la pregunta se
conocer ¿qué es la gestión del conocimiento? ¿En qué contexto histórico se
ubica la gestión del conocimiento en el Perú? ¿Por qué es necesario y qué
posibilidades se tiene para desarrollar la gestión del conocimiento en nuestro
país?
Para el desarrollo de este
ensayo proyecto se indaga el contexto histórico de la gestión del conocimiento
en el Perú, observándose un retraso comparado con otros países. Se hace
necesaria la gestión del conocimiento para solucionar problemas en bienestar de
la población, por lo que se debe considerar instrumentos tecnológicos para
mejorar la información y así decisiones oportunas. Asimismo, los procesos de
innovación, constituye una oportunidad para que el país se pueda desarrollar.
Por ultimo veremos las posibilidades del desarrollo de la gestión del
conocimiento en el Perú.
La
gestión del conocimiento
Según Nagles (2007) la gestión del
conocimiento consiste en un proceso ordenado de creación de saberes con fines
de transferencia para la solución de problemas concretos. Aplicado este
concepto a una institución que trabaja con información y que tiene como
estrategia el mejoramiento continuo, amerita la existencia de una lógica de
producción de conocimientos, cesión y aplicación, con el fin de atender carestías
específicas dentro de un marco de permanente evaluación propio de su cultura
organizacional. (Mejia
& Colin, 2013) refieren que el origen del
conocimiento es producto de la experiencia, y por lo tanto es un poco difícil
la externalización y apropiación por otros.
Se precisa reconocer las dimensiones
conceptuales del conocimiento, para lo cual se abordan dos de ellos, la
dimensión epistemológica y la ontológica, tratadas por Gómez, Pérez &
Curbelo (2005), quienes consideran el
conocimiento tácito y explícito dentro de la primera dimensión, y la posesión
individual y social como dimensión ontológica. Esta organización dimensional le
otorga al conocimiento una idea de lo accesible o inaccesible que puede ser el
conocimiento dentro de una organización, por su carácter intangible como son
las emociones que rodean a las experiencias así como de las creencias que de
estas se tengan en la organización.
Entonces, si en toda organización se
desarrollan experiencias, ¿es correcto decir que se gestiona el conocimiento?
La respuesta es no. En todas las organizaciones se gestionan contenidos, que
suelen ser los documentos y protocolos rutinarios; en cambio, la gestión de
conocimiento implica la creación de soluciones a partir de la sistematización
de experiencias. La Escuela de Administración de Negocios (ESAN, 2018) señala
que la gestión de contenidos es de importancia para la gestión del conocimiento
porque brinda la materia prima para estudios estructurados, siendo necesario la
existencia de una plataforma de acceso para los diversos equipos
organizacionales que le permitan mejorar sus procesos y lograr sus objetivo.
En este sección de conceptualización se
entiende que la gestión del conocimiento busca plantear alternativas de
solución y que, mirándolo como fuente de innovación, responda a las necesidades
presentes y próximas de la sociedad (Nagles, 2007). Incorporar la gestión del
conocimiento en las instituciones es una estrategia para el logro de la
competitividad donde la creación y valor agregado a la producción aumenta las
posibilidades de su sostenibilidad. Sería inadecuado mantener una organización
en base a procesos rutinarios que solo se dedica a recabar y almacenar
información; por lo tanto, se justifica la existencia de organizaciones que
generen ideas, las mismas que terminan en productos que maximizan los recursos
de tiempo y dinero. Además, la incorporación de prácticas innovadoras ayuda al mejoramiento
del estado emocional de los trabajadores, en el sentido que se sienten
competentes, elevan su autoconcepto profesional y adquieren una autoestima
personal.
Contexto histórico de la
gestión del conocimiento en el Perú.
En opinión de Sagasti y Málaga (2017),
las dificultades que se han tenido para desarrollar capacidades para la
innovación obedecen a factores históricos y culturales, donde las políticas económicas
se muestran desarticuladas, y los grupos intelectuales se orientaron a debates ideológicos
dejando de lado la generación de rutas pragmáticas para fortalecer la
producción de conocimiento.
La gestión el conocimiento en el Perú
ha mostrado un retraso en comparación a otros países, Latinoamericanos y de
otras partes del mundo. Si es posible hablar de una antigua civilización
instalada en nuestro territorio que pudo desarrollar el conocimiento para
bienestar de sus integrantes, esta práctica fue limitada con la llegada de
nuevas civilizaciones que impusieron el conocimiento y asentaron la pasividad
como medio de control. Esta forma educativa generó una población limitada para
la creación de nuevas ideas, pues ello hubiera supuesto indicios de rebelión y
deseos de independencia económica que no era beneficioso para los
conquistadores de estas tierras. El objetivo era el control social y
reproducción burocrática.
La llegada de corrientes de
pensamiento económico liberal tampoco logró impulsar el conocimiento,
transformándonos en una fuerte economía exportadora de materia prima pero cuyos
ingresos fueron canalizados para importar otros que no podíamos producir. Las oportunidades
de reinversión en la producción de conocimiento no fue posible por la ausencia
de un proyecto país. Las ideas políticas de independencia se pueden traducir
como el abandono de la sumisión económica española para trasladarnos a depender
de otros países. Según Hobsbawn (1972), la revolución industrial del siglo
XVIII, promotora de estas ideas independista no buscaban más que nuevos
mercados. Mientras Inglaterra generaba ciencia, nosotros nos convertimos en sus
consumidores. Estos eventos marcan el pobre
devenir histórico de la producción y organización del conocimiento para la innovación
en beneficio de la sociedad peruana que se mantuvo por un amplio periodo de
letargo postergándose aún en el siglo XIX. Este escenario era compartido con
otros países de América del Sur.
Posteriormente, a inicio del siglo XX,
en diversos países de América Latina se inicia
a implementar políticas de industrialización que es la idea concreta de la
innovación, mientras en el Perú tardíamente estas prácticas arriban hacia la
década de 1940 (Kuramoto, 2016). Hacia la década de 1970 se creó instituciones
estatales para la gestión de ciencia, tecnología e innovación cuya normatividad
contaba con recursos económicos pero que no estaba articulada con la política
económica. Se deduce que en la burocracia estatal había ausencia de un objetivo
para la gestión del conocimiento, esta no era prioridad, y si no era conocida
con este nombre, no se justifica la postergación de la innovación responsable
de sus efectos negativos para el desarrollo del país.
Problemas que exigen la gestión del
conocimiento en el Perú.
El uso intensivo de la información y
el conocimiento ha generado una nueva organización social (Tedesco, 2014) y
quienes no tengan la posibilidad de acceder a uno de ellos termina siendo
excluido. Los servicios y bienes que se generan en el país tienen como
finalidad generar un bienestar en la población, pudiendo deducirse que la
calidad de los que se producen en el estado tiene su repercusión en el sector
privado dado que estos se sirven de los primeros para realizar sus procesos burocráticos,
tales como pago de impuestos y registros. Particularmente en el Perú, hay una
percepción ciudadana negativa de cómo los bienes y servicios del estado son
desarrollados, por ejemplo en el informe de opinión de marzo 2019 elaborada por
el Instituto de Estudios Peruanos (IEP; 2019) la población desaprueba con 52% y
47% la calidad de los servicios de salud y seguridad respectivamente. Estos
ministerios que están al servicio de la ciudadanía se convierten en una carga
administrativa.
Las cifras anteriores es una muestra
de la desatención del estado con la ciudadanía, ¿no se maneja datos e
información en estos ministerios, que puedan ser mejorados para que los
usuarios tengan una mejor calidad de vida?, ¿Cuáles son las principales
deficiencias que se relacionan con la gestión del conocimiento en el estado
peruano para producir mejores bienes y servicios? La Presidencia del Consejo de
Ministros en el documento sobre “Política nacional de modernización de la
gestión pública al 2021”, nos muestra un amplio detalle sobre las principales carencias
de la gestión en los organismos del estado, entre ellos están los procesos, la
infraestructura, la evaluación y la gestión de buenas prácticas.
Un alto porcentaje de instituciones no
tienen las capacidades y recursos para optimizar sus procesos de producción de
bienes y servicios públicos, existiendo desarticulación entre las cadenas
administrativas y teniendo una rutinaria labor de cumplimiento de funciones sin
búsqueda de mejoramiento del servicio ciudadano. Si a estos procesos
deficientes se añade una infraestructura obsoleta no tenemos más que una mala
gestión de la información. Luego, en el estado hay ausencia de indicadores
cuantitativos y cualitativos que permitan evaluar permanentemente las
responsabilidades en los diferentes niveles de gestión y en consecuencia no hay
bases de datos ni controles de calidad de la información para la toma de
decisiones, existiendo en algunos casos información procesada de modo
analógico. En estas condiciones, el estado peruano no ha institucionalizado la
gestión de la información con ausentes evidencias de transferencia de buenas
prácticas porque estas no se encuentran sistematizadas.
Este es un panorama de los principales
problemas de la gestión del conocimiento en el Perú, denotando en el antónimo
un panorama de oportunidades para transformar considerando lo inevitable que es
la incorporación de instrumentos tecnológicos digitales para mejorar la cadena
de información en la toma de oportunas decisiones requeridas para la solución
de problemas.
Posibilidades para gestionar el
conocimiento en el Perú.
El escenario para fomentar una cultura
de gestión del conocimiento en el Perú es en la educación donde los
participantes, escuela y familia, sean sus ejecutores. Pero, ¿cómo se puede
lograr esta idea? Para Camacho (2019) un insumo serían las evaluaciones de aprendizaje que anualmente
realiza el estado peruano, tanto la ECE y PISA revelan un diagnóstico a partir
de cuyos datos estadísticos ha motivado a plantear decisiones para revertir los
malos resultados. Se verifica la presencia de estímulos para generar proyectos
de aprendizaje innovadores, y estas propuestas nacen del análisis de los
resultados. Según el mismo autor, en el país hay producción y publicación de
conocimiento, pero se requiere que las instituciones se apropien de este
conocimiento.
Por otro lado, según el Global
Competitiveness Index 4.0 edición 2018 elaborado Schwab (2018) para el World Economic Forum, la capacidad de
innovación del Perú es del orden 89 de 140 países siendo ampliamente superado
en el contexto de las economías latinoamericanas por Brasil (40/140), Chile
(53/140), Argentina (54/140) y Colombia (73/140) y en un empate estadístico con
Ecuador (88/140). En la era de la cuarta revolución industrial, donde las
posibilidades del conocimiento se han ampliado, surge una ventana para que
nuestro país acceda a la competitividad.
Mejorar los índices de competitividad
global anteriormente mencionados demanda que la gestión del conocimiento se
oriente a la innovación, y para alcanzar esta meta se requiere, no solo de incrementar
el financiamiento estatal y privado en la investigación; es primordial un mejoramiento de los sistemas
educativos para el desarrollo de capacidades y el respeto a la propiedad
intelectual. Se necesita también de una real estadística de qué es lo que se
investiga, quiénes son los que lo hacen, cómo se financian y no quedar
atrapados en los reportes del Foro económico Mundial.
En su análisis macroeconómico sobre la
capacidad de innovación del Perú, Belapatiño y Perea (2018) destacan la
necesidad de la innovación en términos del producto terminado, de la transformación
de un bien o servicio para mejorar la productividad y por ende mayores ingresos
y bienestar social. Nuevamente se plantea la idea de ser una sociedad
importadora a una que produzca bienes y servicios. Son múltiples las
experiencias asiáticas como modelo del mejoramiento económico a partir de una
buena gestión del conocimiento en cuya variable está el financiamiento, no es
posible alcanzar dichos estándares si mantenemos una inversión para la Ciencia
y Tecnología del 0,03% del Producto Bruto Interno.
La existencia de la Política Nacional
de Modernización de la Gestión Pública al 2021 es un instrumento legal que
posibilita la gestión del conocimiento para la innovación de la gestión
pública. Este marco normativo busca la fluidez informativa para la oportuna
toma de decisiones promoviendo el mejoramiento de las cadenas de valor a través
del monitoreo y evaluación de logros por la aplicación del conocimiento,
asegurando su disponibilidad para acciones de investigación y aprendizaje permanente.
Otra posibilidad para la
institucionalización de la gestión del conocimiento son los beneficios
tributarios. La ley N° 30309, promulgada en marzo del 2015 es un incentivo para
que las empresas, que fomentan la investigación científica, el desarrollo
tecnológico y la innovación tecnológica puedan acogerse a beneficios
tributarios
CONCLUSIONES
La nueva era de la información y el
conocimiento ha generado una reestructuración económica y social, con la alta
posibilidad de marginación para quien no posee ventajas competitivas
educativas y laborales para acceder a
ellas. La profecía de David Cohen sobre las inequidades por efectos de
economías basadas en las ideas (Tedesco, 2014), motiva a tener conciencia que
en el Perú se asuma una necesidad la gestión del conocimiento, incorporando
prácticas de sistematización de experiencias que reduzca costos y tiempos en la
resolución de problemas.
Las dificultades que actualmente tiene
el Perú para tener una sólida economía pueden ser solucionados en gran parte si
se toma la decisión de invertir en la gestión del conocimiento. No se puede
aceptar el querer formar parte del grupo de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OECD) si se mantiene prácticas retrógradas que no
impulsan la generación de nuevos saberes administrativos y que por el contrario
generan entrampamientos burocráticos. La gestión del conocimiento en la gestión
pública es un factor importante para el mejoramiento de la calidad de vida de
los ciudadanos.
Finalmente, los desafíos y visión
modernizadora del Perú no son ajenos al contexto latinoamericano, en la cual
según Tedesco (2014) hay una tendencia en el aumento del presupuesto para fines
educativos, la descentralización educativa y la conciencia pública sobre las
ventajas de la educación. En este contexto el futuro es incierto pero menos
probable de falencias competitivas si apostamos por un manejo adecuado de la
asignación económica para la gestión del conocimiento en las instituciones
educativas, básicas o superiores en la línea de una educación con calidad.
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