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martes, 10 de junio de 2008


EL RESPETO COMO MUESTRA DE MORAL AUTÓNOMA

Con sorpresa uno puede ver por las calles como la gente bota los papeles ensuciando jardines y veredas, otros toman como suyo lo ajeno, enciende la música a todo volumen hasta altas horas de la noche sin considerar que los vecinos desean descansar del ruido. Actitudes como estas demuestran una falta de respeto de una persona hacia otra. ¿Por qué razones hay esta falta de consideración a los derechos de los demás? ¿Por qué burlarse de la persona con rasgos indígenas o selváticos?

En principio el respeto es una muestra de consideración hacia otra persona, atendiendo a que esta tiene iguales derechos de vivir en un ambiente adecuado, tal y como nosotros lo tenemos, pero para llegar a tener este grado de conciencia transcurre procesos cognitivos morales que se van ajustando a la edad y a la experiencia: es el transcurso de la moral heterónoma a la moral autónoma.

Cuando hacemos caso de la regla impuesta por el adulto, pensando en que su incumplimiento es castigado por el simple hecho de trasgredirla, estamos actuando con una moral heterónoma. Un ejemplo es el de un niño que ve mal que el padre vaya a excesiva velocidad, aun que sea esta una emergencia, o el ejemplo donde el niño considera que la sanción debe ser mayor para aquel que rompió toda una vajilla de casualidad y menor para aquel que rompió un vaso a propósito como. Este estadio, que trascurre entre los cinco y diez años de edad promedio, Piaget lo considera como estadio de respeto unilateral, donde la conducta es evaluada por su trascendencia o consecuencia física, mas no por los motivos.

Por el contrario, a partir de los doce años en promedio, transcurrimos hacia el logro de una moral autónoma, dando muestra que somos personas que actuamos socialmente de acuerdo a las normas, ya no por la sola existencia de las mismas, sino por que evaluando su cumplimiento se entiende que el beneficio es comunitario. En este estadio, logramos comprender que respetar a las personas es necesario, no por temor a la sanción de no hacerlo, si no por que el respeto es intrínseco a la dignidad de la personas, considerando sus habilidades y características que lo hacen diferente de otras.

Para lograr el desarrollo de la heteronomía moral a la autonomía ha jugado un rol importante las actividades de grupo, donde las necesidades son comunicadas y luego las decisiones son tomadas; donde inicialmente había un apego a la regla por temor al castigo, ahora se asume que estas son necesarias por que nos permiten participar en las actividades sociales. Se incrementa el sentir de que todas las personas son iguales, comprendiendo que los compañeros piensan de forma muy similar a como lo hacemos. Como manifiesta Hersh (1998) “la conducta de los niños se hace racionalmente guiada por las reglas a medida que se entienden mejor los conceptos sociales en que estas operan”. En este estadio moral, por ejemplo, robar no es malo por que se castiga, si no que es malo por si mismo: la regla se ha logrado interiorizar.

El paso de la moral heterónoma a la autónoma no es automático, de serlo, todas las personas adultas actuarían socialmente con respeto a los demás, igualmente lo harían al interior de la familia; pero vemos que esto no sucede. Considerando los ejemplos iniciales, algunas personas adultas actúan con una moral heterónoma correspondiente a edades menores, al extremo que se deben colocar anuncios de sanciones económicas por botar la basura en lugares inadecuados: se actúa por temor a la sanción y no por considerar que botar la basura en lugar inadecuado, perjudica la salud de todos. El estadio de esta moral heterónoma, según la clasificación de Kohlberg, corresponde al nivel Preconvencional del juicio moral, debido a que no hay un reconocimiento al interés de las otras personas, es una actitud egocéntrica. Ejemplo de esta situación es la persona que pone música con alto volumen al interior de su casa, piensa que este placer es compartido por todos sus vecinos.

El actuar dentro de la sociedad debe ser guiado por una moral de cooperación, donde exista la empatía, considerar que las opiniones de los otros tienen el mismo valor, que no podemos trastocar una situación y arreglarla solo a nuestra conveniencia. Nuestro diario desempeño debe buscar la autonomía moral, ser concientes de nuestro desempeño y como este afecta o beneficia a quienes nos rodean, el sentirnos bien por lo que hacemos, independiente de la sanción exterior.


Bibliografía:
Hersh, R., Paolitto, D., Reimer, J. (1998). El crecimiento moral: De Piaget a Kohlberg. Madrid. Editorial Narcea.
Imagen tomada desde aquí

viernes, 2 de mayo de 2008


HABILIDADES DE PENSAMIENTO MATEMÁTICO

¿Qué habilidades básicas necesitamos para desarrollar la capacidad de solucionar problemas matemáticos?, existen diversas habilidades, pero considero que las necesarias son las de observación, comparación, categorizar, argumentar, inferir y representar. Respecto a esta última habilidad, la necesitamos para ordenar y comunicar lo que pensamos. Si para aprender a nadar necesitamos ejercitarnos en cada estilo, para aprender a solucionar problemas matemáticos, debemos practicar diversas actividades para adquirir la habilidad.

Para iniciar lo podemos hacer con la de representación lineal de enunciados directos, donde los datos se presentan de modo organizado y solo habrá que graficarlos. Posteriormente nos ejercitamos en enunciados indirectos, donde los datos no están listos para representar, si no que debemos postergar. A través de esta última actividad, se permite el establecer diversidad de hipótesis, sobre las cuales se infiere consecuencias para la solución del problema.

A continuación, les presento dos recursos para aplicar esta habilidad. Pueden encontrarlo aquí (archivos). Y sugiero desarrollarlas con alumnos de 2º año en adelante, con el fin de ayudarlos a reforzar el pensamiento formal y cubrir necesidades de años anteriores. Su diseño fue en base a la propuesta de M. de Sánchez del ITESM. Bueno sería probar con los de 1º.

Imagen tomada desde aquí

lunes, 28 de abril de 2008


CONOCIMIENTOS Y ACTITUDES PARA EL PRESENTE SIGLO
¿Qué cualidades y/o capacidades debe tener una persona para tener un desempeño eficaz en estos tiempos?, ¿ser tolerante, responsable, creativo, con capacidad de síntesis o dispuesto a aprender en cada momento de su vida? La respuesta no tiene prioridad en las alternativas, pues ellas forman parte de los cinco tipos de mentes necesarias para el futuro en la propuesta del psicólogo Gardner (2005), quien considera que para el siglo XXI, los seres humanos necesitamos desarrollar una mente creativa, sintetizadora, disciplinada, respetuosa y ética con el fin de alcanzar mejores formas de vida personal y social, adaptadas a los cambios sociales e innovaciones de la ciencia y tecnología.
La necesidad de pensar de forma disciplinada exige estudiar a profundidad un tema relevante para el desempeño académico y concordante al laboral, además de hacerlo de manera continua. Respecto a la mente creativa, incluye la capacidad para identificar y resolver nuevos problemas, produciendo de esta manera nuevo conocimiento, de transformar modelos con fines positivos, que obtenga mayor y mejor beneficio a un menor costo. Frente al incremento de información se hace necesaria una mente sintetizadora capaz de identificar aspectos relevantes de diversas disciplinas, evaluando lo trascendente de lo innecesario para lograr una combinación armónica que produzca nuevo conocimiento. La caracterización de las tres mentes anteriores es la parte intrínsecamente cognitiva del desarrollo humano para el siglo XXI, y dado que el mejoramiento intelectual e interacción social deben ir de la mano, es necesario alcanzar también una mente más respetuosa y ética, respetuosa en términos de tolerancia a la diferencia de ideas, creencias y costumbres; y la mente ética a través de la honestidad y responsabilidad en el ejercicio de nuestra profesión y vida ciudadana que busque el bien común.
Existen tres amplias recomendaciones para orientar el desarrollo de la humanidad en base a la educación. Cuando Dellors (1999) nos habla del aprender a conocer y aprender a hacer, Gardner (2005) nos describe la mente disciplinada, creativa y sintetizadora, ambos autores inciden en el aprendizaje durante la vida y la exigencia de un agudo análisis para acceder al conocimiento, añadiendo Morin (1999) que existe un riesgo en este proceso que es la percepción y subjetividad, de lo cual debemos cuidar. Cuando Dellors recomienda el aprender a ser y vivir, Gardner alude a una mente respetuosa y ética, y Morin del saber acerca de la condición humana y comprensión a la incomprensión entre los hombres.
Finalmente, al igual que ellos, todos estaremos de acuerdo, que el conocimiento adquirido no lo es todo, que con hechos como la contaminación, pobreza, ausencia de honradez, que atentan contra la dignidad humana, la intolerancia y el abuso sobre los menos favorecidos, es necesaria una educación que en el presente repare nuestras pobres actitudes frente a estos problemas y disminuya su incidencia en el futuro, necesidad también de predicar con el ejemplo para mejorar las actitudes sobre la forma de ser, vivir y conservar este mundo. La balanza entre capacidades cognitivas y actitudes para algún lado se va a inclinar, pero hay que mantener el equilibrio que en algún momento se dará.
Víctor Hugo Huertas Esteves
Documentos consultados:
·Dellors, J. (1999). La educación encierra un tesoro. Extraído el 09 de Junio de 2007 desde www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF
·Gardner, H. (2005). Las cinco mentes del futuro: un ensayo educativo. Barcelona: Ediciones Paidos Ibérica S.A.
·Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Extraído el 09 de Junio de 2007 desde www. unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf